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Mostrando entradas de abril, 2015

Ejercicio, Gustavo Adolfo Becquer

Él daba miedo, miedo y frío, como una estatua o gárgola antigua. Uno de sus rizos caía sobre sus hombros, deslizándose entre el cuello sucio de la camisa blanca, como un hilo de humo negro que atraviesa las nubes, y en el cerco de sus pestañas oscuras brillaban sus pupilas como dos esmeraldas sujetas en un carbón. [...] La noche empezaba a extender sus sombras, la luna dibujaba  en la superficie de la calle, la niebla se arremolinaba al soplo del aire y los ojos verdes brillaban en la oscuridad como fuegos que corren por el cemento…  “Corre”… “corre”. Estas palabras zumbaban en mis oídos como una orden. “Corre”… Y el hombre misterioso se me acercaba cada vez con mayor velocidad, y parecía amenazador… Peligro. Agustín Valenzuela