Nuestro padre estaba muy enfermo, tenía dolores de cabezas casi inexplicables y dolores estomacales que no se cómo describir. Ninguno de los que estábamos en la casa sabía qué hacer, no sabíamos a qué acudir, hasta que a uno de nosotros, Pablo, se le ocurrió mandar a llamar a un doctor, los cuales en ese tiempo no eran muy confiables, ni tampoco muy expertos que digamos.
Cuando llegó el doctor a la casa donde estaba nuestro padre, este le dio una especie de caramelo, con un color medio blanco, algo que ninguno de los que estábamos ahí había visto nunca. Esta especie de caramelo, al parecer era algo mágico, alguna brujería, esto porque en 15 minutos, nuestro padre se sentía excelente, le preguntamos al doctor qué es lo que era y este respondió que era una píldora llamada paradol.
Otto Hartwig
Comentarios
Publicar un comentario