¡Digan mi nombre! -¡¿Saben quién soy?! - Se estremeció de placer al escuchar la respuesta del público. Pero no lo suficiente como para satisfacerlo -¿¡Cuál es mi nombre?! - La sensación ahora fue insuperable, él era su ídolo, su salvador y su dios. Otra vez, lo necesitaba desesperadamente otra vez- ¡DIGAN... MI... NOMBRE!- Escuchó escondido entre el enardecido público como explotaba el sonido de su nombre, a petición de ese impostor que se había hecho con todos sus logros y, sin estar satisfecho, había terminado robándole la totalidad de su identidad. Me gusta la tortura El dolor no paraba, pero solo porque él no lo hacía parar. Nunca había llegado tan lejos, pero sentía el placer llegar de la misma forma que el dolor. Su familia no sabía nada de esto, no lo entenderían. Siguió un poco más hasta que empezó a asustarse, tal vez los daños serían irreversibles, su lengua ya estaba destrozada. Saco rápidamente de su boca el dulce áspero que tanto lo lastimó, la próxima vez sí ...
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