15 de julio, 2014
Desperté en la cárcel, o algo asi. Estaba entre cuatro paredes con tan solo una ventana y ademas tapada en barrotes. Un bloque de madera hacía las de puerta…
Frío, mucho frío. ¿Estaba en Siberia? ¿Cuánto tiempo había dormido? Mi dolor de cabeza era insufrible.
Tratar de recordar lo que habia pasado agudizaba cada vez más el dolor, y mi cargo de conciencia se multiplicaba con el tiempo. Debia aceptar la culpa, ¿Ya la había aceptado? Todo era muy confuso, nebuloso. No sabía si gritar por ayuda o simplemente quedarme ahí sin moverme. No, tenía que demostrar que era inocente, asique me paré y llame con furia al guardia, que simplemente asintió y esbozó una sonrisa.
Mi impotencia iba en aumento.
-¿Mi llamada?
Me pasaron un celular, bastante bueno la verdad.
-Tienes dos minutos- el guardia me empezaba a agradar.
¿A quién llamo? Después de lo que habia hecho, después de aquel suceso, nadie en mi país pensaria en ayudarme. Estaba profundamente arrepentido, pero los nervios me habían ganado, cualquier hombre en mi posición habria sucumbido ante semejante presión.
Eso me relajaba un poco.
No tenía a quien llamar, por lo que le devolví el celular, me sentia un pobre desgraciado.
Nadie me quería, ¿Sucidarme? Nadie vendría por mi, terminaría en la morgue, aquella idea me atraía bastante mas que seguir en ésta fria cárcel. Tenía un cuchillo, pero me daba miedo. ¿Qué se sentirá morir?¿Dolerá? Pasar el frío filo del cuchillo por mi brazo me aterraba, pero morir no, morir era a esta altura un simple paso mas. Dolía al principio, muy frío, me empecé a marear, la sangre empezó a correr…
13 de julio 2014
Minuto 91´ de partido, y penal para Chile. Luego de 90 minutos de uno de los partidos mas parejos en la historia de los mundiales, el delantero Carlos Mesa, ídolo de “la roja”, tenía la oportunidad de romper el empate y darle una de las mayores alegrias que se le puede dar a un país, ser campeones del mundo por primera vez, y jugando en Sudamerica. Todo el país expectante, con la piel de gallina.
El “vitamina” Mesa empezaba la carrera, le pega, y fuera. Todos quedaron atónitos, perplejos, tan impresionados, que no reaccionaron cuando España empezó el contrataque para quedar frente al portero chileno y anotar el gol del triunfo.
Nadie lo podía creer.
Mesa había tenido la oportunidad, y la perdió. Un policía chileno partió corriendo hacia él, y se dio cuenta de lo sucedido.
Si, era culpable de haber dejado a todo un país sin el mundial.
Agustín "KP17" Eguiguren
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