Llevaba 3 semanas sin dormir, los ojos no lograba cerrarlos completamente, había más que una preocupación de por medio, cuentas de la casa, el colegio de los chicos y problemas con el banco, una vida matrimonial derritiéndose poco a poco en los 35 grados de calor que atravesaba la ventana de la pieza de los dos, una cama que los hace nada más que sudar e incomodar entre sus sabanas blancas en una noche desértica y corta. Solían ser más felices, con mas sueños, mas proyecciones en vez de ser lo que son ahora , unos simples insectos en el jardín, aplastados por la vida laboral y de conseguir cada día y cada hora un poco mas de oxigeno para ellos mismos, y que no los tapen y no los devuelvan a la mugrosa tierra que vinieron. Ricardo tuvo su frente en lo más alto, en la cúspide de sus sueños, ya el insomnio lo encarcela, fatigandolo de a poco lentamente como animal en un matadero, mientras que su sangre se derrama de apoco, formando el reflejo de su odio en el charco de sangre....