Llevaba 3 semanas sin dormir, los ojos no lograba
cerrarlos completamente, había más que una preocupación de por medio, cuentas
de la casa, el colegio de los chicos y problemas con el banco, una vida matrimonial derritiéndose poco a poco en los
35 grados de calor que atravesaba la ventana de la pieza de los dos, una cama
que los hace nada más que sudar e incomodar entre sus sabanas blancas en una
noche desértica y corta. Solían ser más felices, con mas sueños, mas proyecciones
en vez de ser lo que son ahora , unos simples insectos en el jardín, aplastados
por la vida laboral y de conseguir cada día y cada hora un poco mas de oxigeno
para ellos mismos, y que no los tapen y no los devuelvan a la mugrosa tierra
que vinieron. Ricardo tuvo su frente en lo más alto, en la cúspide de sus
sueños, ya el insomnio lo encarcela, fatigandolo de a poco lentamente como
animal en un matadero, mientras que su sangre se derrama de apoco, formando el
reflejo de su odio en el charco de sangre.
Suelen ser distintas las maneras de tratar a un
simple ser humano, un mal genio creado en la casa ya, las constantes peleas con Inés
le querían reventar el corazón de ira, solo envuelto en esta frágil lona de
inestabilidad, ya sea de los tontos y aburridos diálogos de un arte escénico prolongado
y aburrido, solo quiere salir a buscar oxigeno, pero esta vez para el mismo. Salía
del porche de la casa, unas cuantas casas había pasado y la brisa veraniega lo
consolaba y apagaba, ese fuego ardiente que hervía la cabeza, además ya estaba muy pálido por el humo que desechaba esta, tuvo que partir esta caminata hace tiempo ver,
las luces verdaderas del espacio, dejándose llevar en las calles azules de Santiago, domando los pasos de la acera en una oscuridad tentadora. Llega a un bar en la
profundidad de una calle sin salida, el sin pensarlo en mil veces entra, pide un
vaso de vodka, lo goza sin respirar en un trago ardiente, golpeando la mesa por el dolor de su garganta, luego llega a descifrar su reflejo en el vidrio de este, preguntándose como
habrá llegado a tener tal forma y desgaste físico en estos 10 años familiares, ¿qué le faltaba para rejuvenecer y volver a esa libertad de adolescente que tanto recordaba, las fiestas, las mujeres, drogas y
alcohol que fluyan en esas recónditas raíces impregnadas en un cuerpo enfermo
de la vida.
Un exhalada , un abrir de ojos, se sentía mas ligero
con menos peso en su espalda, no lo podía creer al entrar al baño del bar, el
espejo no le mentía, era su piel suave y joven la que el admiraba. Las ojeras pasadas no estaban, y una sonrisa en su cara anunciaba el titulo de una noche de
aventura, la muchacha lo esperaba en la mesa, morena letal, lagrima
del diablo, Susana era su nombre y que ella lo pronunciara en sus carnosos
labios, hacía más dulce el pecado y la tentación
de Ricardo, iba rozando de apoco esas suaves manos y esa suave voz bañada en
tequila, era un baile eterno que duraba segundos en el espacio de una noche. Una
estrella fugaz sentía circulando en el bar, hasta que despierta, encontrándose
el cansado reflejo del vaso medio tomar, el sueño lo visito de una vez y le entrego un pecado valioso para olvidarse del resto, tuvo que regresar, ya eran las 6 de la mañana, aguanto los regaños
de Inés , era culpable de este cortometraje que no lo ha encontrado, ni en
pastillas ni en dosis exactas para lograr penetrar el sueño. Dante que existía, lo sigue buscando hasta el día de hoy.
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