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Mostrando entradas de junio, 2015

Capítulo I

Un hombre alto, de brazos largos y mirada cansada espera el metro en la estación, con un estuche de cello al hombro. Chirrido de frenos…¡Atención, se inicia el cierre de puertas!...viaje largo…¡la Moneda, próxima estación los Héroes! Escaleras. Rocío del “ventilador”. Paradero. Micro. ¡Bip!. Motores. Bocinas. Frenazos. Curvas. Los dolores de cabeza partían siempre igual. Entra en el sobrio departamento donde vive. No hay decoración. Solo una cama, además del baño y la cocina. Deja el cello en la esquina. Aspirina y a acostarse. No soportaría un evento más en el que tuviera que tocar el Canon de Pachelbel. Era realmente increíble que la gente pidiera lo mismo para todos los matrimonios y funerales. Habiendo tanta música. No es que fueran piezas feas. Era la repetición lo que les había quitado el brillo. Y en el colegio en donde hacía clases, las mismas pompas y circunstancias, los mismos wearethechampions, todas las graduaciones lo mismo. Cansado, cierra los ojos y trata de dormir. ...

Unas pastillas y una jarra de cerveza

Unas pastillas y una jarra de cerveza. Capítulo I Llevaba diez años sin ningún accidente. En pastillas gastaba buena parte de mi sueldo. Veía que todos las consumíamos y el distribuidor de sustancias psicotrópicas era el doctor, y nuestro dealer el farmacéutico. Estaba completamente adormecido. El trabajo lo era todo, mi familia de lado. No me acordaba de las caras de mis padres. Vivía sin sentido preguntándome qué comida de microondas proyectaba mi día. Recuerdo una conversación cuando chico con unos amigos. Era en el patio del colegio durante uno de esos recreos que se hacían más largos después de almuerzo en los que hablábamos de todo y de nada. El guatón del curso, ese típico alumno un poquito pasado de peso pero realmente bueno para la pichanga de quince minutos del recreo y para los chistes aburridos que nadie pesca, me decía lo bien que lo había pasado en clases y de cómo se venía todo más duro, por eso  que teníamos que recordar el ahora. Guatón te estay poniendo m...

Capítulo 1: Reflejos de Cordura

Un tambaleo y después el que faltaba, hasta dejarlo arriba de la vereda, para luego moverse desenfrenadamente al ritmo de los tambores, con la cara apretada, fingiendo los llantos de la guitarra de Jimmy, acompañados desde el fondo con los gemidos ascendentes de Plant, los cuales revivían en su mente locuras, pasiones, fiestas, mujeres y amores. Recuerdos de juventud... De la preciosa juventud. De los constantes e  inolvidables recitales consumidos por la voz de Cerati, la cual junto con algunas sustancias no lo suficientemente legales, abundantes y sin vergüenzas, producían en el público los placeres más fantásticos. Recuerdos de rebeldía, de libertad. Recuerdos que se esfumaban junto con el último platillazo, seguido del giro de llaves el cual lo traía de vuelta a la realidad. Silencio. Triste y a la vez reconfortante, ya que indicaba el regreso a casa. Un cigarrillo de la caja posada sobre la guantera. Presionar el encendedor. Esperar a que haga click. Rutina diaria. Click...

No esta ciego, pero no ve

¿Qué es esto? ¿Qué es lo que voy a hacer ahora conmigo? ?Que podría esperar de mi mismo ahora? Ahora que no puedo ver. Y no hablo de los ojos de carne, hablo de los ojos de la mente. Podría pensar en los "ojos del alma" ? pero, ¿qué alma? ? ¿Qué alma se podría encontrar en alguien como yo? Alguien tan roto, tan perdido y podrido, alguien cuyo futuro es un corazón de piedra. Alguien que no sabe adonde ir y no quiere saber de donde viene, quiere elegirlo. El alma reside en aquellos que la merecen, y no el alma propia de todo ser vivo, sino aquella que es propia del corazón del hombre. Este tipo de alma no podría residir en una persona así. Un corazón de piedra no puede albergar nada, no quiere, para no poder perder algo, para no sufrir lo ya sufrido, para que la culpa no siga creciendo. Así si se comete otro error, la razón lo juzgara de forma practica, sin el tormento de la conciencia. Pero todo esto al precio del alma. Lamentablemente, el corazón todavía es de carn...