Ambos hombres de dispusieron a caminar rumbo a la plaza, llevando a sus espaldas cada uno lo suyo, al llegar al parque, esta vez se sentaron en el pasto de al fondo, tapados por arbustos y apartados del resto del público. Uno de ellos llevó su mano a su maleta y sacó de ella un par de latas de cerveza, parecían caras, eran grandes y con matices dorados, abrieron las latas y les dieron un trago, luego otro, cualquiera hubiera dicho que aquél día hacía un frío horrible, pues cuando se llevaban la lata de cerveza a la boca, las manos les tiritaban notoriamente, sin embargo al momento de tragar, cerraban los ojos y pasaban el líquido por sus gargantas decididamente, seguidos de un suspiro ronco y profundo, ocasionado debía ser por el frío también . En mitad del ritual, uno de los hombres rascándose la barbilla sacó de su maleta ahora una cajetilla de cigarros, estaba nueva y parecían también de calidad, sacó uno, y se lo puso en la boca, su colega lo miraba y esbozaba una pícara sonrisa, c...