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Mostrando entradas de abril, 2014

Fiesta

Luces, luces de colores desbocados. Oscuridad, oscuridad culpable. Encierro, una sala encerrada. Jóvenes bailan desbocados. ¿De qué escapan? ¿Por qué escapan? Decadencia. Locura. Evasión. ¿Decadencia? Estos jóvenes, que se dicen de "elite" han transado todos sus ideales por una sola moneda: diversión. En sus rostros, idiotizados de fantasías, se refleja esa "alegría" propia de los hombres que, en el frenesí, escapan de toda responsabilidad. En el fondo, muy en el fondo, cada uno de esos corazones atormentados conoce su error. Sí, lo conocen, pero lo sepultan bajo litros y litros de alcohol y decadencia. ¿Locura? Una sala oscura, luces y jóvenes desbocados por igual... Su razón ha sido apagada y sus pasiones liberadas. Libre, consciente y constantemente han procurado beber "alegría" en abundancia y de apagar sus cabezas por una noche. ¿Locos? Quizá lo están... Quizá no... ¿Evasión? Al entrar en la fiesta, el mundo, como tal, deja de existir....

Acto

Encierro. Oscuridad. Crimen. ¿Satanás?. Gozo. Odio. Destrucción. Pasión. Fuerzas ancestrales. Sufrimiento, sacrificio. Un hombre duerme en la esquina. ¿Duerme?. Una rosa adorna su pecho. Palidez. Espanto. Horror.                                      Agustín Izquierdo

La pluma del escritor

La pluma cae sola y despega volando como un pájaro herido dejando rastros de sangre en el camino La pluma se agita y vuela como drogadictos desesperados No a otra dimensión No a un mundo de éxtasis No al arco iris pintado de flores amargas y colores llorones que se dejan llevar al paso del vuelo por mil mariposas cobardes No la pluma no huye ni corre del desastre apunta su fusil y combate con fuerza al paso de los tambores que cantan la batalla que ha de darse en el papel La pluma vuela despacio y al ritmo y hasta aproximar el final continúa su tarea y al igual que un cuchillo penetra y desangra no el cuerpo ni la carne sino el alma del qué pinta el color de su sangre El brazo se muere y la tinta se acaba pero la alfombra de sangre que un alma deja al paso se plasma en el espíritu del qué abre el oído y le sigue su rastro para aspirar el aire del cantar de los valientes Bernardo Fontaine

La bomba

           Fallé. A pesar de que apreté con decisión, pero fallé y como cosa de magia un apretón llego hacia mis músculos y me tensé como una piedra, cerrando todo lo que podía cerrar en mi cuerpo.           Pasaron unos instantes y el juicio final, la otra vida, la separación alma y cuerpo, la visita del querido ángel de la muerte y todo lo que sucedo cuando se pasa de éste al otro mudo  no llegaban, por las dudas abrí los ojos. Allí estaba la bomba con el cronómetro detenido, no había explotado. Una cascada de suspiros corrió por mi aliento y de nuevo por las dudas posé mi mano derecha por el detonador que yacía en mi bolsillo, por alguna razón que no recuerdo lo oprimí con demasiada fuerza, especialmente el botón de detonación. Y de nuevo como cosa de magia un apretón llego hacia mis músculos, me tense como una piedra y por alguna razón que no recuerdo  una capa caliente cubrió mi espalda. Bernardo Fontaine

Trotando por la autopista

           Iba trotando. Imagínese la escena, un compadre joven cargado, mochila, bolso y cuánto facsímil pudo meterse iba trotando por la autopista a lo Forrest Gump.            Lo que pasaría antes o después daba igual, la cosa es que el cuadrado de mi profesor de Preu me castraría por llegar tarde. Pero eso no me importaba porque no era lo peor era sólo un detalle, mi verdadero trauma era que iba a quedar mal con la Jóselin. Ah no les he hablado de la Jóselin, es una mujer muy simpática, una especie de Megan Fox chilena aunque en versión un poco más oscura. Bernardo Fontaine

Terrorismo

Santiago centro, una calle atestada de gente, gente que camina apresurada, gente llena de preocupaciones, gente a la que la vida moderna ha deshumanizado. A mi lado pasan cientos de personas por minuto, me miran sin verme, se miran entre ellos pero no se ven. Nada ven. ¿Qué es el mundo? ¿Qué es la vida? Preocupaciones y actividad... ¿Actividad? ¿Para qué? ¿Por qué? Nadie lo sabe... La gente solamente actúa, actúa y actúa... No tiene tiempo para más. ¿Tiempo? Supuestamente la modernidad nos lo daría en abundancia... Más tiempo, más actividad.... ¿Por qué? ¿Para qué? Nadie lo sabe.... Gente, gente en abundancia, llenan las calles como ríos en constante movimiento, se mueven, corren, se preocupan. ¿Por qué? ¿Para qué? Nadie lo sabe... Todo está atiborrado, es confuso, preocupante. Hay carteles en abundancia, me ofrecen consumismo y hedonismo, no comprendo el por qué. Desespero, todo es en vano... La sociedad está perdida, requiere un trauma, una conmoción, requiere despertar, leva...

Redención

Desde lo más profundo de la tierra vibró un grito que resonó en cada piedra, escalera, pieza y galería de la milenaria cárcel de Futhermax. Cada uno de los cien seleccionados presos del sombrío recinto despertó sobresaltado y un sólo pensamiento recorrió fulminante sobre cada uno de esos especímenes, escoria de la sociedad. En su locura vislumbraron con una claridad, poco acostumbrada en ellos, un hecho histórico: Karl fue ejecutado. Agustín Izquierdo

Salinger

Me desperté un sábado en la mañana y veo la hora, cresta, 12:30 y tenía que haber estado a las 8:30 en el colegio ara cumplir otro de aquellos absurdos castigos que dan, ¿la razón? Haber estado con la camisa afuera, y en el recreo. Una desconsideración enorme, pero bueno, nada que hacer. Me levanté a tomar desayuno y para seguir con mi mala suerte, mi mama no había comprado ni pan ni cereales, y estaba ni ahí con ir a comprar algo. En ese instante suena mi celular, número desconocido ¿quien llamaría un sábado en la mañana? Contesto, y para variar, una grabación ofreciéndome cambiar mi celular, mañana de mierda Agustín Eguiguren 

Sinfonia Inacabada en Si Menor

Tic. Tac. Repiqueteaba mofándose desde la muralla el metrónomo de la muerte. El austríaco miraba frenéticamente. Tic. Tac. Tic. ¡Me redimiría! ¡Lo juro por todo lo que es Santo! Esta obra mostraría quien era en realidad Franz Schubert. Yo no era ese hombre de mal vivir del que todos hablaban ¡no señor! Tac. Si menor. Perfecto. Tic. Tac. Un movimiento. Tac. Tic. Dos movimientos. Y al tercer movimiento repiqueteó el metrónomo de la muerte. Domingo Valdés

Son todos extraterrestres

De nada me servía tener esos dotes, nadie nunca me iba a elogiar. Jamás seré  como los demás. Este mundo no era apto para mí, los esfuerzos serían siempre en vano, no me van a entender. Como si hablara otro idioma, quizás sea un extraterrestre, aunque me seduce más la idea de yo soy el último de mi especie. Fuimos invadidos y sólo yo sobreviví. Los numeros acabaron con todos. Juan Pablo Segundo Silva

Un mago mediocre

Apenas el Señor Kipps salió, el silencio inundó la habitación, ¿era el final? ¿Aquella larga noche de trucos e ilusiones se desvanecía sin un mísero "gracias"?  Me llenó la duda acerca del porqué se fue; quizás mis trucos lo impresionaron a tal nivel que no tenia palabras.. O simplemente no le interesa mi magia en lo más mínimo. No me considero un mal mago, ni tampoco uno bueno, a mi parecer la grandeza o la pequeñez de un mago no es el nivel de sus trucos sino el manejo del público, porque a fin de cuentas, ellos son los que ven el truco, y lo que recordarán  no es el truco sino cómo  se sintieron al ver el efecto, citando a  Friedrich Christian Hebbel  "Creer posible algo es hacerlo cierto." Lo único que se me ocurrió para decir fue un misero "gracias", que sonó gentil, pero iba lleno de odio, no importó mucho, ya que estaba solo en la habitación.  Al parecer no manejé al público, o el público  (el Señor Kipps) no supo cont...

La memoria no perdona

         Nunca pensó que lo ocurrido hace unos diez años tuviera alguna repercusión en su vida. Ahora estaba sintiendo el trauma, no podía dejar de pensar en ello. No se concentraba, estaba perdiendo la habilidad en los negocios que tanto admiraban en la empresa. Uno tras otro fue cometiendo errores en el trabajo, hasta que al cabo de dos años ya no tenía empleo, tampoco dinero. ¿Que significaba eso? ¿Tendría que volver con aquella chusma de narcotraficantes y pedofilos que algún día fueron sus amigos? Probablemente a ellos también los había perdido, ya que lo ultimo que les dedicó no fueron mas de dos minutos y un hasta nunca. Recordó a su familia mientras unas lágrimas querían abandonar sus ojos. Su hermano mayor era a quien más anhelaba volver a ver. Él fue su amigo, su protector, incluso lo llegó a catalogar como su ángel de la guarda.                                 ...

Que lo haga Damian

           Cuando llegué a mi hogar vi a mi padre y lo saludé con afecto. Con un leve levantamiento de cejas correspondió mi saludo, y me preguntó si mi prueba de matemáticas había obtenido un buen resultado. Por supuesto yo le dije que me fue estupendo. ¿Para qué le diría que me saqué un 2,9? Sólo traería problemas, es mejor hacer creer al viejo maniático que su hijo a tomado conciencia de lo mucho que importan las matemáticas, y también es mejor hacerle creer que estudiaré ingeniería, lo que me capacitará para heredar su gran imperio empresarial. Mejor que eso lo haga Damian. Si, Damian es el indicado. Ese pequeño que ya entró en el bosque de la pubertad y ya le atraen las féminas. Me da risa lo que puede hacer un niño hoy en día para que su presencia sea grata a las mujeres, como si a ellas les gustara estar con una sabandija vestida de pantalones rosados, polera morada y una de esas gorras como las que usa Justin Biever. Por cierto, ¿Han oído sus "canci...

Copia

Hasta que el profesor salió de la sala. Entonces, la frágil apariencia de honestidad y hombría estalló en un cuchicheo vertiginoso. La tres, verdadera. La veintidós, falsa. Manos ajenas movían mi lápiz a toda velocidad, mi atención variando entre el umbral y el papel. Antes de que me diera cuenta, tenía en una mano mi prueba y en la otra la de González, lo que me valió una andanada de improperios. González se levantó de mi puesto a recuperar mi hoja, pero volví a sentarme súbitamente. Carmona, asustado, volvió la vista al umbral, para clavarla en el tamborileo acompasado esos zapatos de  gamuza que tanto me gustaban. ¡Qué bien se me veían! Seguro que hoy tendría más suerte con Lucía. Lo único que cabía en mi cabeza en ese momento era ella. Poco me importaban los patéticos intentos del curso de disimular nuestras caras de culpabilidad, un tanto humillados por haber traicionado la confianza que han perdido hace años. Tramposos. Si ya los conozco bien. ...

GAME OVER

¡PUM! Estruendo, relámpago, bala. Ahí estaba, saliendo del arma, siguiendo una autopísta aérea sin límite de  velocidad, directa a mi corazón. De la punta del cañón a mi motor vital, sin peajes, sólo ida. Sin embargo, la veía aproximarse lentamente. Lenta, inevitable, abrumadora y mortalmente. Inamovible. Indesviable. Inesquivable. Instintivamente intenté hacerme a un lado. Sabía que ese balazo significaba algo más que una simple muerte, y ese algo más yo trataba de eludir. Quizás no quería listo para morir. Quizás era muy temprano. Son temas que los asesinos no se cuestionan antes de actuar. Por más que la veía avanzar, mis piernas no respondían. La taquicardia llega a mí antes que el plomo. ¿Era realmente así de largo éste preámbulo fatal? GAME OVER Ocho letras inundan la pantalla. Ocho minutos para las doce. Hora de acostarse. Matías Teófilo Correa IV°B

A la tercera noche

    Recogidos ya los pedazos de vidrio, se quedó inmóvil por unos segundos, para luego levantar su brazo hacia su cara, pero sin siquiera intentar enfocar la muñeca, se desplomó. Era tarde.  Vicente Alessandri.

Día y calor

    El mismo viejo me tocó la bocina. Payaso. Esa es la cosa con los viajes en auto, todo eso de que optimizan tiempos y paciencia, al final no hacen otra cosa que terminar por reventarte la cabeza. En fin. No me meto en ese tema de nuevo. A todo esto, el imbécil que se había cruzado seguía llorándole a los carabineros sobre lo traumático que había sido todo para él. Nosotros seguíamos ahí. El auto chocado estaba tirado a sus anchas y nadie parecía ni pensar en hacer algo al respecto. los genios, los ingenieros viales. Si me preguntan a mí, de ingenieros viales tienen tanto como yo tengo de ingeniero en escritura.  Vicente Alessandri.