Cuando llegué a mi hogar vi a mi padre y lo saludé con afecto. Con un leve levantamiento de cejas correspondió mi saludo, y me preguntó si mi prueba de matemáticas había obtenido un buen resultado. Por supuesto yo le dije que me fue estupendo. ¿Para qué le diría que me saqué un 2,9? Sólo traería problemas, es mejor hacer creer al viejo maniático que su hijo a tomado conciencia de lo mucho que importan las matemáticas, y también es mejor hacerle creer que estudiaré ingeniería, lo que me capacitará para heredar su gran imperio empresarial. Mejor que eso lo haga Damian. Si, Damian es el indicado. Ese pequeño que ya entró en el bosque de la pubertad y ya le atraen las féminas. Me da risa lo que puede hacer un niño hoy en día para que su presencia sea grata a las mujeres, como si a ellas les gustara estar con una sabandija vestida de pantalones rosados, polera morada y una de esas gorras como las que usa Justin Biever. Por cierto, ¿Han oído sus "canciones"? No son más que repeticiones de la misma frase en distinto tono. Apestan.
Pero volvamos al sueño frustrado de mi padre. ¿Porque no acepta que números no sirven? Yo quiero ser bailarín, algún día llegare al ballet de Moscú.
Benjamín Turner
Pero volvamos al sueño frustrado de mi padre. ¿Porque no acepta que números no sirven? Yo quiero ser bailarín, algún día llegare al ballet de Moscú.
Benjamín Turner
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