Desde lo más profundo de la tierra vibró un grito que resonó en cada piedra, escalera, pieza y galería de la milenaria cárcel de Futhermax. Cada uno de los cien seleccionados presos del sombrío recinto despertó sobresaltado y un sólo pensamiento recorrió fulminante sobre cada uno de esos especímenes, escoria de la sociedad. En su locura vislumbraron con una claridad, poco acostumbrada en ellos, un hecho histórico: Karl fue ejecutado.
Agustín Izquierdo
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