Apenas el Señor Kipps salió, el silencio inundó la habitación, ¿era el final? ¿Aquella larga noche de trucos e ilusiones se desvanecía sin un mísero "gracias"?
Me llenó la duda acerca del porqué se fue; quizás mis trucos lo impresionaron a tal nivel que no tenia palabras.. O simplemente no le interesa mi magia en lo más mínimo.
No me considero un mal mago, ni tampoco uno bueno, a mi parecer la grandeza o la pequeñez de un mago no es el nivel de sus trucos sino el manejo del público, porque a fin de cuentas, ellos son los que ven el truco, y lo que recordarán no es el truco sino cómo se sintieron al ver el efecto, citando a Friedrich Christian Hebbel "Creer posible algo es hacerlo cierto."
Lo único que se me ocurrió para decir fue un misero "gracias", que sonó gentil, pero iba lleno de odio, no importó mucho, ya que estaba solo en la habitación.
Al parecer no manejé al público, o el público (el Señor Kipps) no supo controlarse. De una u otra forma, gracias a ese incidente, me considero un mago mediocre.
Vicente Stevenson
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