Asquerosos. Asquerosos todos ellos. Mi padre, el rector, el asqueroso de Benítez también. Hay tanto odio y repulsión en mí en este momento, como kilos hay en la gorda que me acabo de cruzar. Pero en verdad no estoy de ánimo para hablarles de eso.
Esos asquerosos pensamientos ocupaban mi cabeza mientras caminaba a encontrar a un amigo frente al asqueroso parque. Es ése donde asquerosos niños corren por doquier sin saber nada. Pues, ¿qué saben?. No han tenido la mala suerte de conocer a este mundo asqueroso e hipócrita. Sufrirían hemorragias de conocerlo. O un cáncer, me es igual. ¿Y para qué me había citado mi amigo? Nada importante, seguro. Alguna asquerosa y aburrida conversación sobre sexo, fletos, tomarse un Martini, fumarse un pucho. Nada que no pueda hacer solo. Solo sería menos horrible.
Impulsivamente paré al primer taxi que vi y subí sin un destino claro. Algún asqueroso bar de mala calaña, quizás. Decidí emborracharme.
Esos asquerosos pensamientos ocupaban mi cabeza mientras caminaba a encontrar a un amigo frente al asqueroso parque. Es ése donde asquerosos niños corren por doquier sin saber nada. Pues, ¿qué saben?. No han tenido la mala suerte de conocer a este mundo asqueroso e hipócrita. Sufrirían hemorragias de conocerlo. O un cáncer, me es igual. ¿Y para qué me había citado mi amigo? Nada importante, seguro. Alguna asquerosa y aburrida conversación sobre sexo, fletos, tomarse un Martini, fumarse un pucho. Nada que no pueda hacer solo. Solo sería menos horrible.
Impulsivamente paré al primer taxi que vi y subí sin un destino claro. Algún asqueroso bar de mala calaña, quizás. Decidí emborracharme.
Matías Teófilo Correa I.
IV°B
Comentarios
Publicar un comentario