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Mostrando entradas de 2016

El viajero

Cuerpo de luz radiante Diamante brillante en mar azul Surcas tu océano diurno Dando paso al sol nocturno Hermoso viajero de la tierra Mis días iluminas con tu belleza Hermoso viajero de la tierra Estático movimiento lejos te lleva Escalas calmadamente al zenit A paso lento pero seguro Tobogán te desliza suavemente  A esa lejana línea inalcanzable Golpe potente contra el horizonte Baña el cielo de sangre Agonizando pierdes calor Pero el color ha de seguir danzante Hermoso viajero de la tierra Quizás ya es pan de cada día Pero tu resurrección efímera Aún me sorprende y me da vida

Reencuentro

Contra la ventana choca el viento Que mueve árboles afuera Un pájaro pasa y vuela Mientras desde adentro miro atento Las hojas verdes bailan lento Dos árboles brindan con sus copas Me ven y la ventana tocan Para invitarme a celebrar Me uno y empiezo a cantar Mientras el viento silba y brotan las rosadas

Escribiendo

El rio azul Escurre entre mis dedos Hacia blanco manto de nieve Manco recorro así el cauce Hacia el horizonte, fin de este mundo Que reposa en los hombros de un cuadrúpedo Atlas Mas no más que unos pocos más que yo Seguirán este río hasta su desembocadura Pero es que en este valle No hay delta, sino el omega es estuario

Política

- Listo ministro, ¡por fin tenemos terminada nuestra gran ley de inclusión! No puedo esperar a ver lo que dice la gente por este gran esfuerzo que hemos hecho para sacar adelante esta gran ley.... -Eeeh..si... genial, eso sí, por favor para la otra llega con pelo corto y los zapatos negros a mi oficina.

Descanso

Descanso Amanezco muerto Busco descanso, se lo lleva el viento Sigo esta tormenta, no la encuentro Busco en la oscuridad En su silencio la encuentro Rodeado de todas las tormentas Mi descanso me espera.

Dos cervezas

Ambos hombres de dispusieron a caminar rumbo a la plaza, llevando a sus espaldas cada uno lo suyo, al llegar al parque, esta vez se sentaron en el pasto de al fondo, tapados por arbustos y apartados del resto del público. Uno de ellos llevó su mano a su maleta y sacó de ella un par de latas de cerveza, parecían caras, eran grandes y con matices dorados, abrieron las latas y les dieron un trago, luego otro, cualquiera hubiera dicho que aquél día hacía un frío horrible, pues cuando se llevaban la lata de cerveza a la boca, las manos les tiritaban notoriamente, sin embargo al momento de tragar, cerraban los ojos y pasaban el líquido por sus gargantas decididamente, seguidos de un suspiro ronco y profundo, ocasionado debía ser por el frío también . En mitad del ritual, uno de los hombres rascándose la barbilla sacó de su maleta ahora una cajetilla de cigarros, estaba nueva y parecían también de calidad, sacó uno, y se lo puso en la boca, su colega lo miraba y esbozaba una pícara sonrisa, c...

Mañana escolar

Despierta la ciudad, la gente sol desayuna colegio se engalana con ropajes rojos y dorados toques ladrillosos adornan el establecimiento el Sol penetra el lugar como un árbol el colegio el pelo se lava y su rostro refriega Los auxiliares auxilian el osario escolar la mugre elevan a su fin y pulen cada rincón se pasean de un lado a otro preparando el escenario sacan de sus cuevas escobillones y trapos calman con sus instrumentos la sed del piso Los profesores empiezan a llegar en animales metálicos algunos y otros en círculos se arreglan su armadura y su penacho lustran no sea que se ensucie al pelear por el silencio  cuadernos llevan, espadas en el vientre traen Los alumnos a llegar empiezan traen cortes de distintos sabores y ropas congruentes algunos demorados van otros al son de una sinfonía camellos algunos otros leones y no faltan los niños Miguel el común y corriente, atravesó el umbral del yugo saludo al toqui y también a los c...

Una Última Sonrisa

Cuando el camino se comience a estrechar y ya no queden pies para mi suelo habré llegado. El árbol ya sin hojas y las ramas por el suelo. El otoño se ha llevado hasta el último momento. Sonaron las sirenas, ya va a zarpar el barco, no hay manera de salir. En el muelle de las almas escondido en las montañas, el mismo que te vio partir. Y es la última mirada que como un espejo al tiempo es capaz de dar al viejo la sonrisa de la muerte.

Un Poeta del Siglo XXI

El Hombre Feliz

Oda al basurero

Ayer me desperté y pensé. Para hacer un poco de espacio tiré recuerdos y pensamientos a la basura. Ahí están a salvo: Hondo cofre de realidades abandonadas, destino de sueños perdidos arrugados. Cielo de lo olvidado, Infierno helado sin fondo. Ecosistema revuelto de menosprecio, reciclaje recortado renovable. Donde fallan las mentes caen las cartas, en tu buzón infinito de dirección olvidada. Tanto escarban los hombres en sus memorias, mientras tu maldición es el nunca poder olvidar. Enséñame a ser como tú, tenaz e imperturbable. ¿Cómo soportas la pena de llevar lo que los demás no soportan? Porque los hombres son manantiales de verdades y confusiones y horrores. Y tú eres el lago donde reposan sus olvidos, sus fracasos y sus miedos.

La vida del sueño

Se habla de un hombre a un banco pegado Peinado de almohada Habitando en los astros Nadando en un universo Saltando de mundo en mundo Libre de este manicomio Que atrapa mis locuras Ventanas opacas Que limitan la vista A toda persona De esta aventura Hay momentos y momentos Felices Como victoria en grandes campos Y tristes Como cementerio de un amado RING! RING! RING! Maldita mi miseria Que de esta alegría Me ha quitado el sueño

Lluvia

Lluvia Manto de árboles caídos, caída de manto aguado,  cristales picados, arriba  unidos abajo, aguacero implacable unos días,  suave rocío  sinfonista de tambores puros, a ritmo tranquilo de solitaria percusión,  melodía ávida de siete octavos. "Triste tren inmóvil en la lluvia",  decía el sombrero, lluvia, triste dicen todos, la vieja está en la cueva, y yo aquí afuera,  algo gris, telarañas,  cuelgan del cielo, ya casi,  los pajaritos cantan,  mi madre se levanta.

Sala infernal

Sonidos e imágenes Estática televisiva Cabeza sin cuerpo Lejos y perdida Sonidos e imágenes Chirrido de dientes Afuera, la cabeza loca Lejos, jugando con palomas Cuatro líneas negras Marco de la felicidad Cuadro en movimiento De tela vidrial Sonidos e imágenes Timbres suenan Cabeza que vuelve a su lugar Abandono la uniformidad Y entro en la pintura de la felicidad

Noches de invierno

Andar en harapos mojados Zapatos que hablan Y sopa de calcetines Conversando con las tripas Que rugen a cuatro cuartos Sinfonías estruendosas Dando portazos al sueño Asfalto y barro Húmedos y helados Cobijan y acurrucan Noches crudas, infernales Olor a humo, tabaco Alcohol y sobaco Un recuerdo borroso Tras densa niebla, un paisaje hermoso

La estupidez

Al igual que el universo no tiene límites esto según el gran físico panteísta. Abunda en quienes ríen bastante, como nos informa el refrán popular. Es tropezarse dos veces con la misma piedra, hacer dos veces la misma pregunta. Es lo mas peligroso del mundo cuando es concienzuda según nos dice el héroe y demagogo americano. Es el estar en desacuerdo consigo mismo,    es hacer y luego pensar, es subestimar la capacidad destructiva que tenemos Es la que es... Y no se explica a sí misma.

Los infantes de bronce

Atronando y azotando, sobre playas y arenales, sobre riscos y nieves, la danza de la Muerte que los lleva a la otra orilla. Al son de una tormenta, un bosque de relámpagos, van los eternos inmortales de sangre, inmortales de acero, inmortales de gloria. A pecho de gallo, con medialunas en sus manos, bajo lluvias de abejas y astros impiadosos, ahí van cargando, ahí van cantando, como leones y toros los rotos de Chile.

sueños

Rey, esclavo, soldado, marinero, donde puedo volar, donde solo me puedo arrastrar. Más allá de la muerte, placer y fuego, dolor y alivio, insensibilidad eterna. Fuerza incontrolable imaginación infinita. Mundo paralelo, inentendible y al azar, cuando el oscuro manto caiga espero a ti llegar.

La Distorsionada Realidad (Cuento Mejorado)

Los niños jugaban y reían. Ella lo hacía sobre un columpio viejo, mientras Él la empujaba suavemente. Se divertían en el patio de la casa donde se desarrollaba la junta de vecinos, deseando que no llegara el momento de lavarse e irse a dormir. Todos los meses, la reunión vecinal enfrentaba también a ambos niños, que aprovechaban este momento para reconciliar sus diferencias. E n un día normal, É l era un niño tímido, que no levantaba los ojos del libro de ejercicios en las clases de matemáticas , o de alguna novela en los recreos. No conversaba con los demás niños, y menos aún con las niñas del colegio. Solo en la junta de vecinos podían Ellos ser compañeros de juegos. Una de esas tantas veces , É l llegó , como siempre o quizás más temprano, a la reunión mensual. Se sentó en uno de los columpios y esperó a que Ella llegara y ocupara el otro. Sin embargo, la reunión transcurrió sin que la joven se dignase aparecer. Seguramente un viaje o una complicación de última hora había...

El Final Del Camino

Era de noche, no había nubes y la luna grande y brillante era la única iluminación  en esa pequeña calle, la cual no tenía salida. Hildebrand se bajó del taxi, con cara muy seria y decidida. Pagó rápidamente al taxista y este salió a toda velocidad. Tras pagar, lo primero que pudo notar, fue el olor a putrefacción que emitía ese lugar y los constantes sonidos de disparos y gritos que se escuchaban por las cercanías, lo cual le causó un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Comenzó a caminar, observando todo cuidadosamente, como si estuviera buscando algo. A su derecha, había lo que parecía ser un bar, la puerta, que era de madera, estaba podrida y tenía tres hoyos producto de algún tiroteo, al lado había una mujer apoyada, estaba con un chaquetón café que la cubría casi completamente y su cara excesivamente maquillada hacía dudar de su sexualidad. Giró su cabeza y bien al fondo logró distinguir una figura, había un hombre con la cara arrugada producto de sus largos años y ...

Día del típico magnate

La noche era fría y su cuerpo lo sentía. Fue a la chimenea, esa que con sus oscuros colores contrastaba con el abrasador fuego que solía ser su único acompañante en noches como esta, puso un poco de papel del diario del día anterior, que no tenía más que tristes noticias en sus grises paginas con tinta negra, ramas y un par de leños oscuros de arrugada corteza que había por ahí. Soplando un poco las pequeñas y rojas brasas que aun quedaban, logró encender el papel y éste a su vez encendió las ramas secas, que con sus llamas pudieron llevar a cabo el dificultoso trabajo de secar y prender esos húmedos troncos. Una vez pasado el frío, sintió como su estómago alegaba el hambre que sentía por medio de un fuerte sonido de tripas y una punzada que lo hizo detenerse un segundo antes de volver en si luego de haber estado unos minutos con la mirada perdida en el fuego, que bailando entregaba su calor reconfortante. Fue a revisar entre lo que tenía y no encontró más que un atún en aceite en...

Viejas costumbres

Llevaba chaqueta y corbata, de muy buena calidad y mejor gusto aún. En el pasado había usado anteojos, ahora había ascendido- en su opinión- a lentes de contacto. Antes no sabía que habían cortes de pelo "caros"; ahora, con la testa impecable, tenía otro concepto de lo "caro". Para completar el estereotipo, ese día usaba un anticuado par de guantes blancos. Tenía un muy buen trabajo, por supuesto, pero mantenía vivas algunas viejas costumbres. Era ejecutivo de un importante banco, pero todavía conservaba el quiltro recogido de la calle que lo había acompañado en su ascenso. Podía comprar habanos auténticos, pero todavía fumaba los Hilton sin filtro de su juventud. Ese día, se encontraba caminando por una de las avenidas principales de su ciudad, de nombre irrelevante para nosotros e incluso para él. Había terminado de almorzar con un importantísimo cliente y se le veía rebosante de alegría: al parecer, le había ido bien. Paseaba, sencillamente; vagab...

Heráclito

Iba Martín caminando por el río y a sus costados soldados de verdes ropajes lo observaban. Pensaba para si mismo:  - "¡Qué tristes problemas! ¡Qué mal! ¡Qué pena! Acaso esos peces que pasan frente a mi sentirán mi amargura, mi olor a vergüenza. Ah, ya sé: si divido por cero ¡Si! ¡Ahí está la solución! Ahora entiendo a Russell. Por suerte la 502 me llevara a casa".

Mañana Agitada

Mañana Agitada    Luego de una lluvia torrencial que había azotado Santiago durante una semana, el sol comenzaba a salir por el horizonte en esa fría mañana de julio. Los autos, con una capa delgada de hielo encima, comenzaban a circular por la ciudad, la suave pero mortal brisa mañanera calaba hasta los huesos de hasta la más abrigada de sus víctimas; la escarcha en las plazas y el rocío en las hojas hacían ver aquella escena inmejorable de una capital descontaminada.   Como era habitual, Jacinto debía despertarse a las 6 a.m. para poder llegar a tiempo a su puesto de mozo en el lujoso hotel  Marrihot,  ubicado en la comuna de Ñuñoa.    El despertador comenzó a sonar, emitiendo una entrecortada frecuencia de la radio Cooperemos, junto a ruidos indescriptibles causados por la mala señal. Con un rápido pero torpe movimiento, logró apagarlo dándole golpes bruscos.   Ya medio despierto, pero con los ojos completamente cerrados, recor...

Carmen

Apenas vio la figura de la mujer aparecer en la vereda, se dispuso a llevar a cabo su labor. Con gran tranquilidad, sacó la cajetilla del bolsillo. Se rió levemente al observar las letras blancas que formaban el logo de Marlboro sobre el cartón rojo del paquete. Siempre compraba los mismos, y eso le parecía bastante bien. Eran fuertes, por lo que los consideraba muy adecuados para un hombre de su profesión. Con el cigarro en la mano, cruzó la calle y se acercó a la mujer para preguntarle con excesiva amabilidad: -Disculpe, señorita. ¿Tiene fuego? Se veía algo confundida, con la mirada perdida. No era difícil darse cuenta de que algo la tenía inquieta. Tras una breve pausa, reaccionó: -Sí, sí, espere un segundo. Rápidamente sacó un encendedor rosado de su cartera y le prendió el cigarro al sujeto. Enseguida, sin decir palabras, la mujer siguió su camino y entró al edificio de al frente. El misterioso fumador la observó saludar al portero, lo que le acabó de conf...

La muerte en los ojos

El hombre se baja con decisión de su deportivo descapotable recientemente comprado. Sus pasos resuenan a través del solitario estacionamiento, y sin saber bien a dónde dirigirse, revisa un mapa colgado en la pared. Urgencias, Rayos... Consultas, quinto piso. Camina hacia el ascensor y presiona el botón hacia arriba. Una agraciada mujer llega y saca su smartphone, espera. Esta, de unos veinte o treinta años, era de esa generación tipo que se ve tanto hoy día. Cargada de ansiolíticos de bajo calibre, evasora de responsabilidades y gran defensora de los "derechos", sin considerar los deberes asociados a estos. El ascensor demora, y el hombre, ya nervioso, dirige su atención a la pantalla, la cual le anuncia que el ascensor viene en camino. Mira su reloj, como si fuera atrasado y piensa, con morbosa ironía, que ni a su sentencia de muerte llegaría tarde. Diez minutos. Se sube al ascensor, y aprieta el número cinco. Se cierran las puertas y comienza a subir. ...

La espera

La espera  Sentado en el sillón, miraba nervioso el reloj blanco y redondo de la pared.  Movía la pierna derecha con la punta del pie,con ese típico movimiento de personas inquietas que no pueden no  hacer nada y que a tantos les molesta "porque sí". Pero él no era una de esas personas inquietas. Miraba cómo las manecillas del condenado reloj giraban, y escuchaba ese desagradable ruido constante del segundero, que con la espera parecen ser manecillas de minutos, y éstas últimas  de horas. Cuando no miraba el reloj lanzaba distraídas miradas a la casi solitaria sala. Una secretaria, de mediana edad, al parecer soltera, con aspecto de abuela (llevaba puestos un chaleco de lana y unos anteojos enormes con marcos azules que le daban un aire cómico, ya que sus ojos grises se veían saltones a través de los lentes), estaba sentada en su propia "oficina",  revisando atentamente algunos documentos en su computador, seguramente una lista de pacientes, o quizás sólo e...

Héroe

Nuestro cotidiano Héroe fue capturado por su típico Enemigo de toda la vida. Como es de costumbre lo mantuvo vivo ¿Por qué? No lo sabemos, un simple capricho del Villano. Reunidos ya en la rocosa guarida subterránea del Antagonista, los dos seres se disponían a hacer lo que les era de costumbre. -¿Dónde está la jaula?- Pregunto el Héroe mientras inspeccionaba la guarida. -Se encuentra al frente de la televisión, para que no te aburras en tu larga estadía.- Respondió el otro. El Bueno lanzó una carcajada y dijo: -Tú sabes muy bien que no será así, ya conoces este tipo de historias, tú me capturas, mis aliados vienen, te derrotan y yo salgo vivito y coleando. El Malvado, luego de un momento de reflexión, preguntó: -¿Cómo puedes estar tan seguro que esta historia será la misma? Puede ser tu final... Nuestro Héroe tomó un poco de aire y señaló: - Mira, solo fijándome en el entorno te puedo decir que esta historia es la misma que las otras, es más, me van a salvar más rá...