Amaneció y me tocaba lo peor, despertarse luego de haberse quedado hasta tarde-"Nunca más salgo un jueves"-me dije, tratando de convencerme de lo imposible. Sería como todos los viernes, partir con dos horas de filosofía, el peor castigo que podía haber para empezar el día de clases, densa y fome.
Pero algo raro había en esa mañana, siempre entraba mi nana a despertarme , ya que por alguna "rara" razón, había puesto mal la hora para la alarma, me pasaba todos los días. Me levanté a revisar y no había nadie, las camas hechas, todo ordenado, como si nadie hubiera dormido esa noche. Sigo al comedor y para mi sorpresa, todos los platos a medio comer menos uno (bueno eso no me sorprendió, ya que mi hermano nunca se come toda la comida), y seguía sin rastro de nadie en la casa, algo muy raro estaba pasando...
Agustín Eguiguren
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