Tejía la madre paciente las horas pasaban entre sus dedos. Tic los palillos sonaban como gotas de lluvia caían en las ramas una y otra vez. Calma posada en los días y noches mientras la madre hacia las terminaciones del esperado chaleco las horas iban a morir con el alza de una nueva. Tic los palillos sonaban. ¿Y esa cara? ¿Te sientes mal? Tic los palillos de la madre preocupada del hijo con mirada perdida en sueños de papel. Posa sus ojos la madre en el niño asustado por monstruos de papel. Los ojos mojados del hijo que se va en sueños con manos vacilantes con labios helados. Tic. Los ojos de la madre no sueltan los cabellos del niño se va crece el silencio las cortinas se derraman por el suelo el violín pintando las horas rozando los dedos de la madre. La madre tiene manos que tejen. Se cierran los ojos del hijo por un instante cree en la vista de la madre. Abre los ojos a notas que duran y duran por horas y horas empapan los dedos de la madre. Suspira la madre a un acorde del hijo quebrado en un canto las horas se agitan. Se pintan las cortinas el techo. La ventana. Nacen los árboles nace el fuego chisporrotea a los pies tiernos de la madre los ojos descansan en el delicado arpegio el canto del niño que mece a la madre tranquila y en paz. Duerme tranquila la niña inocente la madre que teje las horas del niño que canta a la madre su sueño y su paz.
Vicente Alessandri.
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