PREFACIO
El niño no es el que daña al mundo, el niño es sólo un
pequeño ser inocente que no sabe que pronto se va a transformar en el dañado
adulto.
No es culpa del niño convertirse en un daño permanente para
la tierra, es culpa de sus padres o tutores, que, cuando debieron, no le
enseñaron lo valioso que es cuidar a la tierra.
Es el mundo del adulto el que condiciona el mundo en el que
el niño vive.
La interacción del niño con sus padres, con otros adultos y
con otros niños es fundamental para su desarrollo fisiológico y cultural, y en
eso el cuento tiene una participación central.
Pero ¿Queremos que los cuentos de hoy en día y el comportamiento de los adultos
del presente condicione el vivir de nuestros niños tanto física como psicológicamente?
Es nuestro deber cambiar el pensamiento de los niños, para que cuando crezcan
aprendan a cuidar el mundo, pero, ¿Cómo hacer esto? Ilustrándoles lo que puede
llegar a convertirse el mundo si no lo cuidamos bien.
Finalmente son los adultos los que dañan al niño, y por consecuencia,
al mundo.
Vicente Stevenson
Estudiante del Colegio
Tabancura
OJALÁ SEA UN CUENTO
En
medio de un inmenso y hermoso océano azul, yace una bella isla, con verdes árboles,
y suaves arroyos.
Distintos
tipos de animales vivían en esa isla, también dos amigos: Arturo y Samuel, cada
uno con su familia
Un día,
caminando por la playa, Arturo y Samuel se encontraron con un cangrejo rojo con
una patita herida, que no podía llegar al mar.
¡Mira!-señaló
Arturo- ese cangrejo no puede llegar al mar
¡Ayudémoslo!-dijo
Samuel, y tomándolo lo llevó al mar.
¡Muchas
gracias amigos míos!- Exclamó el cangrejo- Ambos voltearon, pero ninguno creía
lo que había visto
Por
favor, permítanme que ahora yo los ayude a ustedes- dijo nuevamente el
cangrejo, pero no recibió respuesta, ya que ninguno de los dos amigos atinó a
contestar.
Bueno-dijo-
Si no necesitan nada por el momento está bien; pero recuerden, cuando quieran
algo, todo lo que tienen que hacer es acercarse a la playa y pedírmelo. Entre
mis hermanos y yo podemos fabricarlo, usando, por supuesto, los minerales que
hay en la isla- y diciendo esto se sumergió.
Los dos amigos regresaron a sus
cabañas muy confundidos de lo que había pasado, Samuel a medio camino recordó
que en su casa no había nada de comer, así que volvió a la playa y le pidió al
cangrejo un plato de comida para su familia, se escuchó tic tac tic tac y el
cangrejo le entregó un plato de comida.
Cuando Arturo se enteró de lo ocurrido
fue donde el cangrejo y le pidió una verja de plata para su casa, se escuchó el
tic tac tic tac y la verja estaba construida, los dos amigos se pusieron
competitivos y aprovecharon de pedir y pedir, un piso más para la casa, cubiertos
de plata, puertas de madera fina, más habitaciones, más más más, tic tac tic
tac tic tac… hasta que llegó un punto donde el cangrejo dijo: -¡No! No puedo
construir más, recuerden las normas, tenemos que ocupar materiales de la isla,
ya no quedan materiales, ¡los gastaron todo!- los amigos miraron a su alrededor
y vieron que no habían hermosos árboles, animalitos, nada… se sintieron muy mal
y le pidieron al cangrejo si podía arreglarlo. El cangrejo respondió: No puedo
ayudarlos, lo lamento, ojalá fuera un cuento.
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