Bueno, por supuesto que no podía verme , pero su mirada era bastante perturbadora. Podía sentir sus ojos lengüeteándome la cara sin ningún recato. Decidí que era mejor apartar la vista. El piso embaldosado del Nuria ofrecía una escena mucho más agradable, aunque hubiera preferido mirar mi plato, pero había volcado un poco de cebolla hacía ya muchos bocados, y me avergonzaba de que siguiera ahí abajo. Alargué mi mano para recoger la cebolla por segunda vez (la primera vez me di cuenta a mitad de camino que no llevaba una servilleta, y tuve que dar media vuelta para coger una). Cuando llegué abajo, la cebolla era enorme. Era mucha más de la que solía limpiar, pero al menos no me miraba. Probablemente podía verme ; la verdad eso no era problema. Por lo demás, si no me hubiese visto , no podría haberse hecho a un lado para dejarme pasar. Tampoco me hubiera tendido sus tentáculos viscosos, y esa parte era la que más me gustaba. Jugueteé con sus tentáculos hasta que ya estaban duros; así se...
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